miércoles, 11 de marzo de 2015

SI NO HAY VERDAD, NO HAY SER


El uno es uno mismo. El dos es el otro. El tres podría ser y estar en lo relacional.
Entre dos personas existe la relación. Si hay respeto hay movimiento y distancia suficiente para que cada uno pueda moverse en dirección a su Ser , pero si la cuerda que los une es fija y tensa se ocupa el espacio del otro y se alcanza la inmovilidad.
 Una persona se relaciona con otra y con la relación que hay entre las dos.
El tres de ninguna manera debería ser fijo debido a que lo que ata es lo negativo. El espacio que queda enganchado es lo que ha sido atado. ¿Y por qué nos enganchamos? Por apego o por aversión. Ocupamos y mermamos capacidad y posibilidad.
El tres debería ser un movimiento sin ataduras. El tres sería entonces un punto por encima de nosotros que nos permitiría ascender a una mejor calidad de acción.
Si nos enganchamos, la posibilidad de Ser desaparece. Cuando desaparecemos, hacemos. Ese hacer no es un hacer natural porque la naturaleza es corrupta en el espacio ocupado y de lo que “es” se pasa a lo que “parece ser”. La máscara, la mentira, la actuación, la falsa compasión, la identificación. 
Lo que “parece ser” es algo generado con dependencia y algo generado con dependencia no tiene la Naturaleza de la originación, o sea que no es natural ni original. Se fabrica y necesita ocupar un espacio. Si uno no siente lo que es en sí mismo no puede ser ante los demás porque desconece quién es. Si uno está ocupado no puede reconocer-seR.
Para relacionarse con libertad el cuidado ha de estar en la palabra. La palabra encarna el pensamiento y el acto. Nuestra capacidad es la de bajar la Palabra y convertir el Acto en transparencia del Pensamiento. Cuando no se depende hay vacuidad interior que es claridad y sabiduría. Entonces Uno es transparente y silencioso hasta que la palabra pueda ser acto.
Ser y hacer, antes de esa transparencia, no pueden convivir. Hay que elegir y soltar. Relacionarse de una forma es ser y relacionarse de la otra, hacer.
La costumbre sustituye al pensamiento y por tanto a la palabra que es el logos. Lo aprendido ocupa el lugar de la reflexión y de ese modo la libertad del pensamiento es condicionada. Lo aprendido anula la posibilidad de la libertad. Lo aprendido hace todo previsible y nos lleva a hacer. Hacer en vez de Ser. Lo aprendido mata la libertad de lo relacional.
Mentiras y máscaras.
¿Somos seres atados a nuestras vanidades y rodeados de seres capaces de activarlas? Parar podría ser vaciar y vaciar podría ser renuncia. Renunciar sería entonces atreverse a lo nuevo y dejar de estar  hambrientos.
Si no hay verdad, no hay Ser.
Inma Ibáñez

4 comentarios:

  1. Precioso lo que se dice aquí. En nuestra sociedad occidental la experiencia prevalece sobre cualquier reflexión posterior y por ello seguimos condicionados a lo aprendido sin dejar lugar a cuestionarse la propia realidad.
    Cuando menos volver a replantearse ciertas verdades que sólo son absolutas por el apego a la costumbre y a lo conocido que ofrece seguridad:
    - nos hablan de un mañana lleno de seguridades pero llegan los cambios y todo se vive como una catástrofe
    - nos hacen desear una felicidad extrema y ante cualquier incumplimiento de las perspectivas nos hacen descalificarlo todo
    - se nos pide diariamente una adaptación a la realidad más inmediata y si levantamos un dedo (de duda) para preguntar, ya somos inadaptados

    Y si cosas como estas pasan diariamente y si en general hay una infelicidad que sura en el ambiente, a qué dejar que nuestros próximos días sigan iguales por los siglos de los siglos...

    Como cerrasteis una clase un lunes... “Sonríe, respira y ve despacio” de Thich Nhat Hanh.

    Gracias,
    Montse.

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    1. Montse.
      Tienes toda la razón.
      No nos permiten aceptar nuestra impermanencia. Si aceptásemos la impermanencia nos abririamos a la posibilidad de nuevas estructuras, de nuevas formas de pensar y sobre todo, de nuevas formas de vivir. El sistema necesita que todo esté estructurado y gestiona todos los elementos para facilitar la sensación de carencia y de "no llegar". Ese estado de dependencia funciona con un sistema de comparativas y de juicios. Encajas o no encajas, y si no encajas, estamos preparados y educados para ser los primeros en juzgarnos. Nunca nos hablan ni nos enseñan sobre los diferentes estados de la mente. La mente, tal como dijo Milton, hace su propio lugar, y en sí misma es capaz de hacer un paraíso del infierno o un infierno del paraiso.
      Si aprendiésemos a trabajarla, a reeducarla, no habría posibilidad de que nadie ni nada nos hiciera sentir inseguras, infelices o inadaptadas.
      Un beso y muchas gracias por estar ahí.

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  2. Este texto es una avalancha de ideas profundas.
    He tenido que venir a leer y releer varias veces, para compartir las reflexiones que sugiere.
    Te hace pensar. Pensar me gusta, porque significa parar el tiempo e interiorizar.

    Detrás del uno, del dos o del tres, o lo que yo interpreto como uno o una, el otro o la otra, o los otros, potenciar la autonomía, la trasparencia, la verdad, el respeto en todos los niveles de tiempo y espacio, es la practica positiva que precisan muchas relaciones, para Ser más y no para dejar de Ser.

    He sabido que esta entrada está escrita por Inma, por tanto mis felicitaciones a ella.
    Un abrazo.

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    1. Querida Anna.
      Muchas gracias por tus felicitaciones.
      Me encanta tu lectura. Todos deberíamos ser capaces de leer en nuestras relaciones cuando Ser en ella se convierte en más y cuando dejamos de Ser. Esa medida de lectura debería darnos la clave de los lugares en los que decidimos permanecer y de los que no.
      Muchas gracias por tus lecturas y re lecturas.

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