domingo, 5 de noviembre de 2017

EL DESAPEGO OBSERVA

A veces la ansiedad nos recorre por dentro. A veces .
A veces el mundo se hace pequeño.
Y a  veces, la mirada se cierra a todo.
Respirar. Inhalar. Exhalar. Eso es todo.
Dejar la mente tan lejos que no pueda ir a nuestros sentimientos. Hacerla pequeña a ella. Cerrarla.
Colocarnos en otro lugar. ¿Dónde? Desde aquí, desde allá y desde más allá. No.  Desde el hacer y hacer no cambia nada. Nos olvidamos de sentir y de estar. Eso es todo.
Fortalecemos nuestra sensación de identidad "haciendo" y el "ser conscientes" se desvanece en ese esfuerzo.
Darnos cuenta. Ver lo que ha surgido. Sentir lo que ha pasado.
Darnos cuenta de dónde  estamos ahora nos permite escuchar y, desde ahí, vaciarnos de todo o de parte para volver a entusiasmarnos y considerar y reconsiderar.
Y entonces el ahora. El ahora que se muestra claro. El ahora flexible, ecuánime, suave, corto, lento.
El ahora observa y reflexiona.
El ahora suelta.
Y en ese soltar ocurre todo. El instante, lo inesperado, lo tranquilo, lo sencillo.
Permanecer. Permanecer ahora y sostener la impermanencia de todo.
No somos permanentes, ni independientes ni únicos.
Somos impermanentes, dependientes y múltiples.
Respira.